jueves, 8 de marzo de 2012

ANÉCDOTAS

Alejandro Dumas
Anécdota viene del griego ekdotos que significa dado a luz y que ha llegado hasta nosotros como cuento o historia.

Son unos breves relatos de un hecho, normalmente curioso, gracioso o fuera de lo común.

Grandes hombres y brillantes pensadores, han protagonizado algunas de las más ingeniosas y divertidas que podemos escuchar.
Por ejemplo:

Todos conocemos a Alejandro Dumas, autor de Los tres mosqueteros, entre otros. Un día, su padre, en una fiesta, en uno de los salones literarios parisinos, fue interrogado por un hombre, un poco descarado e ignorante:
-¿Es cierto que es usted cuarterón, señor Dumas?- pregunto el individuo.

Él, sabiéndose y vanagloriándose de ser hijo de española y mestizo, contesto afirmativamente.
-¿Y su señor padre?-continúo el interrogador.


-Pues mulato-respondió el escritor, sintiéndose a la vez divertido y un poco molesto.
-¿Y su abuelo señor?

-Negro, mi abuelo era negro. De eso no hay ninguna duda.
-¿Y su bisabuelo?
- ¡Un mono, señor mío, un mono! Porque mi linaje comienza donde termina el de usted.



Otro día, un colega criticaba al señor Dumas que hubiese escrito:
- "Un vacío doloroso que ocasionan los momentos de debilidad".

¿Cómo una cosa vacía podía ser dolorosa? Le recriminaba. A lo que el señor Dumas contestó:
-¿Es que nunca ha tenido usted dolor de cabeza, querido amigo?



El conquistador Hernán Cortes, durante la conquista de México, pedía habitualmente enormes recompensas al rey de España.
Una de las veces que visitó a Carlos I, para ello, el monarca molesto por tener que pagar tan cuantiosas sumas le preguntó:
-¿Y vos, quien sois?

Y la respuesta que obtuvo fue:
- Soy un hombre que le ha dado más provincias a Su Majestad, que ciudades le dejaron sus antepasados.



El inimitable Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso, cuyo nombre en si, ya es casi una anécdota, sin apenas tener conocimiento de ello, fue protagonista de una, cuando por fortuna, fue a una de sus habituales corridas de toros, que tanto le agradaban, esta vez acompañado de su amigo Eugenio Arias.

Esa tarde, un picado le brindó la faena al pintor, lanzándole su sombrero, el cual mas tarde Picasso le devolvió con un improvisado dibujo que había realizado durante la faena. Al acabar la corrida, dicho picado, comentó al señor Arias, que uno de sus compañeros le había ofrecido 50 duros por dicho sombrero, a lo que Arias respondió que había hecho un mal negocio y que lo recuperase si podía.
Unos años mas tarde, Arias y el picador volvieron a encontrarse, obteniendo el señor Arias, un enorme agradecimiento por parte del picador, ya que al haber seguido su consejo y recuperado el sombrero, había podido comprarse una casa al venderlo recientemente.


Pablo Picasso

William Leibnitz, famoso filosofo, solía acudir con mucha frecuencia a la Universidad de Leyden, donde sostenía polémicos debates con profesores y estudiantes, aso si, siempre en latín.
Leibnitz, observó durante un tiempo, como un zapatero de su barrio, acudía a dichas discusiones, prestándoles mucha atención.
Un día, extrañado, le preguntó si conocía el suficiente latín para poder sguir sus discusiones, a lo que el zapatero respondió:
-No, absolutamente no. De latín o sé nada, ni mi intención es aprenderlo.

Yo simplemente vengo a verlos discutir a ustedes.
-Pero, si no entiende el latín, ¿Cómo sabe quién tiene razón y quien hierra en las discusiones?
-Eso si que es fácil. Cuando oigo que uno grita mucho, tengo la seguridad de que no tiene la razón.



Pío Baroja estaba desayunando en un café madrileño, junto a un hombre que leía con mucha atención el periódico.
Cuando terminó su lectura, el hombre se giró y comentó:
- Da gusto ver publicado en los periódicos lo que uno escribe, ¿verdad?
El novelista, contento por creer que había encontrado un colega, preguntó: 
-¡Ciertamente! ¿Han publicado un artículo suyo?

A lo que el hombre respondió:
- ¡No!, es un anuncio que ofrece en venta media tonelada de castañas.


Francisco de Quevedo


Durante el siglo XVII, en España, hubo una gran rivalidad entre dos famosísimos escritores, Don Francisco de Quevedo y Villegas y Don Luis de Góngora y Argonte.
Ambos apostaron a ver si eran capaces de burlarse de la reina y decirle “coja”, ya que era un defecto físico que ella padecía.
Ni corto ni perezoso, Quevedo se presentó ante ella, portando una flor en cada mano, y le dijo:
-“Entre el clavel y la rosa, su majestad escoja”.
Ganando así la apuesta.



Dante Alighieri era considerado uno de los hombres mas cultos de su época. Cierto día, el príncipe Della Scalla, le dijo con bastante ironía:
-Señor Dante, no entiendo cómo un hombre tan cultivado como vos es tan odiado por mi corte mientras que mi bufón es tan amado.

Sin apenas pensárselo, Dante respondió:
-Su Excelencia debe tener en cuenta que normalmente nos caen mejor aquellas personas a las que más nos parecemos.

Imagen de cabecera Flickr de Bibliomata imágenes de entrada Flickr de Mansionwb y Flickr de Bibliomata respectivamente

3 comentarios:

  1. me ha gustado mucho y me parecen unas anectodas muy instructivas sobre toda la del dolor de cabeza,me la quedo para mi para poder contarla

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  2. La verdad es que Dumas era todo un personaje, muy ágil de mente y rápido de reflejos.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Saludos.

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  3. Me quedo con las de Dumas, Baroja y Dante. Respecto a Picasso la anécdota en sí es escoger un amigo.que se llame simplemente Eugenio Arias. Pido más anécdotas, por favor. Pipa repipa.

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