CUADRO MISTERIOSO

En el año del señor, 1500, Ludovico Sforza, duque de Milán, aconsejado por la Santa Sede, manda pintar un retrato de la ultima cena de Jesucristo con sus apóstoles, a Leonardo Da Vinci.

Este no era muy devoto de la Iglesia, aunque si de Cristo y de Juan Bautista, y al parecer, según se viene rumoreando desde hace unos años, incluyo unos códigos y algunos cambios al cuadro, ya que no pinto lo que se le pedía, la ultima cena tal como la describen las escrituras, sino este cuadro, mundialmente famoso.

Difícil lo tienen los investigadores hoy en día, ya que el cuadro ha padecido mucho a lo largo de la historia.



Dicho oleo, ha sufrido, además de una serie de inundaciones que asolaron Milán, el corte de los pies de varios de sus personajes, cuando se incorporó, en 1652 una puerta al lugar donde lo guardaban. El haber utilizado esa misma sala como caballeriza el ejército francés en 1797, no ayudo mucho a su buen mantenimiento, al igual que los bombardeos aliados durante la 2ª Guerra Mundial, allá por 1943.

El hecho de que Da Vinci usase una técnica experimental en la época, como era el oleo sobre yeso seco, también ha ayudado a su rápido deterioro.

En 1977 se inició por primera vez, una lenta restauración del cuadro, aunque una gran parte del mural se había perdido ya.

Se sabe también, que Leonardo empleó modelos reales para Jesús y los apóstoles, contando una anécdota curiosa al respecto:

Al saberse que iba a pintar esa obra, muchos jóvenes se presentaron voluntarios, y tras varios mese de búsqueda, eligió a un chaval de 19 años como modelo para la figura centras de Jesucristo. 6 meses tardo en acabar dicho personaje. Durante los siguientes 6 años, continuó con la búsqueda y selección del resto de personajes del cuadro, pero había uno que se le resistía: Judas Iscariote. No encontraba a la persona con el rostro frío y la expresión dura que el buscaba.

Al tiempo, le llegaron rumores sobre un hombre que podría reunir las características que buscaba, un preso, por asesinato y robo, que estaba sentenciado a muerte en Roma.

El artista solicitó permiso y el preso fue trasladado a Milán, durante los meses que Da Vinci tardo en pintar el personaje que le faltaba. Durante todo ese tiempo, el reo permaneció en silencio, pero al acabar Leonardo de pintarlo y empezar los guardias a llevárselo de nuevo, el preso corrió hacia el artista diciéndole:
-¡Míreme!¿No me reconoce? ¿No sabe quien soy?

Leonardo volvió a mirar al reo atentamente y respondió:
-No, nunca te había visto hasta que te trasladaron.

Suplicando clemencia y perdón a Dios, mientras lloraba el preso le dijo al artista:
-Soy yo, maestro, aquel joven que usted eligió para pintar a Jesús en este mismo cuadro.

También se dice que Leonardo se pintó a si mismo como uno de los personajes del cuadro (el segundo apóstol, empezando por la derecha).





Una de las cosas que mas revuelo forman y mas atraen a los investigadores del cuadro, es la figura de Juan, el cual fue pintado por Da Vinci con una gargantilla dorada y al parecer con pechos, dando a entender que se trata de una mujer muy importante en la vida de Cristo.

Entre las posibles elucubraciones, y debido a la “M” que forma dicho personaje con la figura central, hay estudiosos del cuadro que aseguran que se trata de María Magdalena, y que esto demuestra que hubo datos que revelaban una fuerte relación con Jesús. Otros quieren ver en ese personaje a María, la madre de Jesucristo, y la mayoría afirman que se trata de Juan, ya que era uno de los favoritos , no solo de Jesús sino también de Da Vinci, y si no fuese él, muy extraño sería que no apareciese en el cuadro.

Sea como fuere, el cuadro de Leonardo Da Vinci, es una gran obra que ha perdurado a través del tiempo y las inclemencias tanto climáticas como humanas, y que fue pintado por un hombre que era detractor de la iglesia de la época. Así que imagino que siendo un hombre tan cultivado y aficionado a los acertijos, mas de uno habrá en dicha obra.


Imagen de Leonardo Da Vinci extraída de Flickr de Mamjodh.